Rozar el delirio cada vez que pienso en
estar ante las puertas de algo tan grande
y no dignarme a entrar, -¿Está cerrado?
-No lo se, ni siquiera intenté abrirla.
Oigo a esa voz interior que me dice: -¡Ven!
quiero ir allí dónde la razón no mande.
Pongo la mano en la puerta.-¿Está cerrado?
-No lo se pero la llave no tengo, ni el valor de pedirla.
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