Orgía.

.Despierto

Intento abrir los ojos pero la luz no me deja distinguir nada.
Estoy tumbado,desnudo en una superficie metálica cara al techo.Noto el frío acero abrazar mi desnudo dorso. Intento moverme y me doy cuenta de las serpientes de caucho que aprisionan mis extremidades. No se donde estoy ni que hago aquí.
Analizo la sala donde estoy recluido. Un techo altísimo pintado de negro corona cuatro paredes del mismo color. Filas de baldosas recubren estas, todo de un negro absoluto. Encima mío unos focos apuntando directos hacia mí. Mi vista acostumbrada a la sobre intensidad lumínica puede alcanzar a distinguir una mesa con instrumental quirúrgico.
Estoy en un lugar parecido a la consulta de un dentista. Pero dudo que los odontólogos vayan tan necesitados para hacer clientes a la fuerza. Algo extraño pasa.

Se abre la puerta.

Luz solar, esta entra y mantiene una foto-batalla con la artificial, puedo percatarme de la potencia que tienen los hijos del sol.
Entra una figura negra alta cierra la puerta y muere la luz.
Antes de que pueda emitir cualquier sonido, este extraño personaje inyecta un líquido en mi cuello, pierdo mi sensibilidad, no puedo moverme.
Sin más que decir el extraño doctor empieza su operación.
Con un instrumento parecido a una sierra comienza a cortarme uno a uno los dedos de mis pies. Puedo ver como la sangre va cayendo al suelo sin salpicar si quiera, filtrándose por la rejilla del suelo. Mis pies siguen la misma suerte.
Lo único que puedo hacer es preguntarme ¿por qué? que he hecho yo para merecer esto.
El psicópata abre la boca y como si me leyera el pensamiento.
-No has hecho nada, este es mi trabajo.
Mi fémur resintiéndose a la amputación es obligado a abandonar mi cuerpo a martillazos. Mis uñas mis falanges, todas mis extremidades acaban siendo extraídas a la fuerza.
Solo queda mi tronco pegado a una cabeza delirante.
Ahora soy una fuente de sangre. El zumo de Baco que desprendo tiñe las negras paredes de la sala.Vino tinto en azabache. Las últimas palabras que escucho son: Me llamo Séneces.

Lo único que puedo hacer es dar gracias por esto.