miércoles, 3 de diciembre de 2014

Prendiendo fuego al viento


    Me levanto y la cama se me  hace enorme el hueco que dejaste en mi pecho lo llené de humo. Prendí los recuerdos y tiré las cenizas al viento; barrí las trizas a trazas de mi sonrisa y fregué de llanto el suelo, que no, no no es pasión ni desconsuelo lo que llena irónicamente tu vacío. Hace días que ya no sonrío sellé mis labios y el silencio frío y constante reina imperante entre las cuatro paredes de mi celda sin barrotes. Es triste ser un recluso de tu indiferencia, que no espera su verdugo comparto las torturas conmigo, aburrí a amigos.
    Y me río, me río a carcajadas de las baladas que te compuso el otro, aquel no era yo, eran mis ganas de sentir el calor de tu jodida piel. Esconderme en tu pecho y jugar a que sentimos. Leer en braile los labios de tu sexo, y besarlos hasta comerlos. Beberme mis virtudes, y caerme de las nubes, solo yo puedo llevarteal cielo y follarte en el templo de mi infierno. Recorrer el purgatorio de tu recuerdos, detenerme y prenderme el lamento de las noches siendo un perro que te dí por amor y sustento. Me enterré en tu aliento y le ladré a la vida en la calle del adiós donde enterré mis huevos.
   Me corrí con tus te quieros y me  emplamé con tu mirada distante y altiva que me cautiva mientras esquiva mis caricias.

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